miércoles, 15 de diciembre de 2010

Calculadora profesional

El mercado laboral es implacable: se renueva constantemente, exige, demanda y deja de lado a profesionales con una historia, con ganas de trabajar y de aplicar sus conocimientos y experiencias adquiridas durante su vida. Las experiencias laborales, los estudios, las recomendaciones, la actitud y la flexibilidad cuentan a la hora de evaluar a un profesional. A todo lo antes mencionado, le sumamos el ser oportuno, es decir, crear o aprovechar una oportunidad.  

Lo que necesita el mercado son profesionales con éxito comprobado, que no solo presenten pergaminos ostentosos, sino que resuelvan con pragmatismo y creatividad los desafíos que se planteen. Todo suma, cada experiencia laboral o académica (buena o mala) pasa a engrosar nuestra hoja de vida, y todavía hay espacio para seguir llenándola hasta que se tome la decisión de no hacerlo más.

Hoy los jóvenes egresan de un centro de estudios con una media de 22 años, dispuestos a comerse el mundo. Las primeras impresiones son duras, los golpes con los que aprenden los curten para tomar decisiones y enfrentar el cambio. Pasan los años y administran responsabilidades mayores. El éxito para enfrentarlas radica en sus experiencias acumuladas y la actitud (más que aptitud) para enfrentarlas.
Las exigencias son cada vez mayores y la capacitación es una constante en todas las profesiones, si no se quiere caer en la obsolescencia. Los que tienen hambre de crecer aprovechan el tiempo al máximo.
Hacer un balance cada cierto período de lo que se ha vivido es un ejercicio provechoso, ya que gracias a éste vamos a ver situaciones o actitudes que podemos mejorar. Esta evaluación no es para nada fácil. En ella analizaremos situaciones incómodas que revelan que nos falta crecer y que necesitamos aprender de ellas en vez de mandarlas al baúl del olvido.

Todo suma para determinar el nivel y el crecimiento de un profesional. Pero el resultado se ve más allá de un currículum. Ser profesional en nuestro país es una inversión (de tiempo y dinero) de 5 años. Ser una persona íntegra que profese lo aprendido es una tarea de toda la vida.

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