martes, 9 de noviembre de 2010

Decisiones todas cuentan


El hombre es un animal político. Afirmamos ello porque vivimos en ciudades (polis) y como ciudadanos tomamos decisiones para conseguir objetivos personales y grupales. Si elegimos resolver diferentes situaciones en la vida ya sea a nivel, laboral, familiar y sentimental, requerimos tomar una decisión.
Entonces, la decisión es la que nos hace actuar frente a una determinada situación, sea esta acertada o no. Y es que una decisión no nos garantiza certezas, solo nos invita a actuar. Las certezas se dan con la experiencia, gracias a ella podemos tomar consciencia de lo que asumimos, y  prepararnos a la hora de tomar una decisión.
Muchas veces damos vueltas a las ideas antes de decidir y cuando las ideas se repiensan pierden su originalidad y valor. Por lo general se toman las decisiones primero y luego se busca información que la respalde. Por ejemplo: quiero estudiar una maestría en negocios internacionales (estoy decidiendo), necesito informarme cuál es el syllabus, el costo y si realmente me ayudará en mi crecimiento profesional. O al revés, si decido mejorar mi nivel profesional, necesito saber cómo puedo hacerlo, ya sea estudiando una maestría o capacitándome en algún tema. Como verá, todo parte de la decisión.
Como seres humanos somos complejos, tendemos a la duda y es que son tantas las cosas que debemos decidir a diario, que a veces la responsabilidad nos abruma y no somos inmunes a caer en la ‘decidofobia’, que es el miedo a tomar decisiones erradas.
Decidir marca la pauta de nuestras vidas. Una decisión puede ser el primer paso para cambiar nuestras vidas.
Nacimos como decidimos: solos.

1 comentario:

  1. Bravo. El viernes decidí un no. Los no son siempre difíciles, conflictivos, implican un riesgo y un bravura que normalmente no acarrea la enunciación del "si", aunque siempre hay excepciones. Pero este no me ha traído una paz que aún dura hoy, domingo. Los no, a pesar de su negatividad intrínsica muchas veces resultan positivos.

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