jueves, 7 de octubre de 2010

Bajo el viernes…

El archienemigo al que casi nadie quiere ver, pero se tiene que enfrentar cada comienzo de semana es el lunes. Los lunes son lunes para todos, con Sol, neblina, lluvia, tráfico, preocupaciones, promesas de cambio(dietas, trabajar más duro, dejar el cigarrillo, hacer deporte, etc.).
Salimos al ruedo y los problemas y otros asuntos por resolver nos dan la bienvenida a lo largo del día. Las responsabilidades en el trabajo hacen cola y demandan atención preferencial. Una sonrisa, se acuerda, tiene el poder de suavizar las tensiones.
Y son 8, 9, 10 horas las que nos atacan sin tregua, y así se sucederán los días, con los que iremos agarrando ritmo. Con optimismo se podrá ver la cercanía del viernes, el día más codiciado de la semana para la población económicamente activa que labora hasta ese día.
Cerca al viernes hacemos planes para relajarnos, almuerzos, cenas especiales, reuniones con los amigos, la familia, paseos, deportes, etc., con vista al fin de semana que espera amigablemente todos nuestros deseos, por ambiciosos o modestos que sean. La falda, la corbata y la neurosis dejarán de apretar responsablemente. Es viernes y todo puede pasar.
Pero, ¿por qué esperar hasta el viernes? El estrés no se baja en ese paradero exclusivamente. Puede bajarse, si lo invito, un lunes, martes, miércoles o jueves. Rompamos la semana y la rutina que arruina. Desajustémonos la corbata, cambiemos los tacos por un calzado más cómodo.
Sal a caminar por lugares bonitos, conversa con los amigos, haz deporte, escucha la música que te gusta, despierta a tus hobbies que no están de vacaciones, sino que están ahí para disfrutar contigo. No pongas de excusa el dinero, que puedes pasarla bien sin gastar una moneda. No pongas de pretexto al tiempo, que hay tiempo para todo. No pongas de pretexto los problemas, si lo que quieres es realmente sentirte bien.
Bajo el lunes…

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