miércoles, 13 de octubre de 2010

Coexistiendo con el stress

Es un estado, una consecuencia, un inquilino bastante democrático y generoso (ya que se da a todo ser vivo por igual). Bautizado como el mal del siglo y estudiado desde 1926, sigue mostrándose incansable e implacable, nutriéndose cual parásito. Evocarlo a diario, es harto común: stress.
Con la mejor intensión de no estresarlo, y solidarizarme con Ud.  a lo largo de estas líneas, a la que la Organización Internacional del Trabajo (OIT), considera como “una enfermedad peligrosa para las economías industrializadas y en vías de desarrollo, que perjudica la producción al afectar la salud física y mental de los trabajadores”, le dejamos algunas sugerencias para afrontarlo día a día.
• Delibere por dónde va a empezar, están  las tareas importantes, las urgentes y las inmediatas. Comience por las que califiquen en esta última categoría, organice su calendario y las metas que debe obtener, pero no intente abordar muchas cosas a la vez. No se sobrexija y si puede, delegue o pida ayuda en los temas que puedan ser trabajados por un tercero.
• Por otro lado, es importante que aprenda a manejar su horario y dividir el día. Tómese unos minutos de descanso para respirar y mover brazos y piernas. Si trabaja la mayor parte del tiempo sentado, deje algunos intervalos para ir por un café, un vaso con agua o algún snack que te le ayudarán a mejorar la concentración y el rendimiento.
• Siempre es bueno distraerse,  intente realizar actividades fuera del horario de oficina, haga deporte, júntese con amigos o busque alternativas que lo saquen de la rutina y del exceso de trabajo.
Estas medidas pueden ayudar a prevenir el estrés. Resulta de vital importancia manejar y controlar a tiempo los primeros síntomas de esta patología, como la irritabilidad, ansiedad, insomnio, dolores de cabeza, entre otros, a fin de evitar severos daños tanto físicos como psicológicos.

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