martes, 5 de octubre de 2010

¿Soy exitoso?

Cada uno tiene su definición de éxito. De seguro que Ud., amigo lector, también la tiene. Yo poseo una sencilla definición y se la voy a decir más adelante.
El término “éxito” viene del latín exitus, que significa “resultado”. Posteriormente, en el siglo XVIII, esa palabra equivalía a “préstamo”.
Hoy ser exitoso depende del  valor que uno mismo le atribuye a esa palabra. Es ir tras lo que uno desea alcanzar, pudiendo obtener un resultado favorable. Se puede tener éxito generando daño también. Mao Tse-tung así lo decía, por ejemplo. Por ello digo que se trata de algo relativo, pues es, más que nada, una experiencia personal.
Los estándares de éxito hacen que muchas personas se presionen demasiado, concibiendo sus vidas vacías y sin sentido si no logran alcanzar dichas metas. La frustración es la consecuencia de una concepción exagerada que ha sido manipulada desde la cultura del consumo y su seductor lenguaje subliminal que nos hace desear cada vez más. 
Es por ello que al éxito se le asocia con lo material, con el lujo y el confort; en lo laboral, con la posición jerárquica; y en lo académico, con los títulos y grados obtenidos. En suma, lo que vendría a ser el status, que no asegura la felicidad.
La única persona calificada y autorizada para calificar el éxito es uno mismo. Es posible que guardar un equilibrio en el plano personal y social nos acerque a disfrutar y entender realmente lo que hacemos. Ahora, ¿qué es para mí una persona exitosa? Es quien disfruta lo que hace y lo hace bien.

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